Limpio mis lágrimas secas;
Trago ese amargo peso
Y miro hacia el cielo vacío...
Que hermoso es el precio
De queriendo conquistarlo todo
Quedarse en la puerta
Lamiendo mis propias heridas
Y con un camino tan agotante,
Cruel y desalmado.
Que pesadas son las horas
Tan extrañas e insensibles
Tan venenosa la sensación
De sentirse tan sólo,
Aún estando rodeado por extraños
Que de pie a cabeza te conocen,
Y con prejuicio predecir alguna acción pueden;
Pero en realidad no conocen las líneas
De las letras que tu alma compone
Tan ignorante esos que hablan de vida
No promoviendo su sentido,
Más bien aplicándola presumen
En su apariencia misma.
No comments:
Post a Comment